9.3.6.6 Día 6. Viernes 13 de marzo
El viernes nos levantamos con un sabor agridulce. Por un lado, ayer celebramos tres cumpleaños, hicimos una fiesta y bailamos, fue una noche divertida. Pero por otro, aún resuenan las palabras del encuentro que mantuvimos con los invitados y algunas personas se sienten dolidas por comentarios que se hicieron de nuestro trabajo. Se adopta, en parte del grupo, una actitud de victimismo que argumentan en la incomprensión de los otros hacia el proyecto.
Es el día de la vuelta a casa, todos hemos hecho las maletas y recogido las cabañas antes de encontrarnos en la mesa del txoko, donde tenemos nuestra última reunión. Nos siguen acompañando en la conversación Martín y Ana.
•Asamblea final
La siguiente narración, parte del análisis de la conversación que tuvimos en la asamblea del día 13.
Un aspecto interesante a resaltar es el silencio absoluto durante la reunión de algunas personas; Jesús, Susana y Maribel. Están con nosotros en la mesa durante la hora y media larga que duró la conversación, pero no puedo interpretar el grado de conexión que mantenían en ese momento con el discurso.
Por otro lado, se evidencian varios niveles de análisis en la mesa, por un lado las personas que estaban hablando desde sus sentimientos heridos y así lo exponen;
“A mí me ha dolido” dice Lorenzo, y los que intentan esquivar cualquier intento de reflexión posterior, “No vale la pena, es mejor dejarlo pasar” que es la postura que mantiene Juan Carlos a lo largo de la charla. Por otro lado, estamos aquellos que intentamos sacar de la experiencia los aprendizajes dados, “Yo sentí que nos quería ayudar (Ricardo), que nos quería decir cosas y nos las dijo, (…) a mí me gustó mucho su posición y yo creo que nos dio indicaciones para ir un poco más arriba, para ir creciendo, a mí fue lo que me pareció, que era constructivo”. Afirma Abel.
Un concepto repetido a lo largo de la charla es el de “reto”. Se entiende que nos han lanzado un desafío, pero hay diferentes modos de entender en qué consiste ese reto para el grupo. Mientras que algunos lo ven como una invitación a crecer como una “comunidad de prácticas”, para aprender y asumir la crítica con el propósito de avanzar, otros lo entienden como una batalla campal entre “los de fuera” que nos juzgan y “nosotros” que no queremos ser juzgados.
Lorenzo lo expresa de este modo: Para mí han venido unos críticos, desde fuera de este grupo, que es lo que no queremos nosotros (…) te quieren conducir a resolver algo… pero hay muchas personas que se sienten cómodas como están y no necesitan tampoco evolucionar o avanzar…. No se hasta que punto tenemos que hacerlo… puede haber personas que les sirva esto ya como algo muy grande.
Martín comenta los peligros de caer en la autocomplacencia: Ya se ha creado aquí un espacio de confort, entre ustedes, pero entonces utilícenlo también para aguantar esos golpes, porque sino se van a quedar en la autocomplacencia y la autocomplacencia es peligrosa porque los detiene, ¿no? No se queden dando vueltas, avancen.
Otras personas, estamos dando valor al hecho de que los invitados hubiesen actuado con una honestidad total hacia nosotros.
Chus comenta al respecto: Ellos no sabían que venían a un grupo “especial”, nos ha tratado como un grupo normal, entonces nos hemos visto fuera del confort que tenemos entre nosotros pero, ¡no nos van a estar cuidando siempre!
Un poco más adelante continúa: ¿Siempre que hagamos algo en la vida como grupo, como individuos, tienen que tener en cuenta de dónde venimos? o ¿queremos que nos traten igual que a cualquiera? (…) para mí esa reflexión es la que más me interesa (…) ¿tienen que tratarnos siempre con cuidado?¿nos tienen que sobreproteger?
De nuevo se producen diferencias de opinión, Juan Carlos afirma: ¡No! es bueno cuando sepan que yo estoy chungo y te hablen como a una persona normal, ¡eso es bueno! y eso es integrarte.
La conversación está gravitando dentro del malestar individual que cada uno está experimentando: algunos por la propia crítica a la que se han visto sometidos en el encuentro del jueves sin pedirla, otros por la negación a intentar reflexionar de una manera tranquila en la mesa, otros por la propia situación que se evidencia en la asamblea; la imposibilidad de encontrarnos en el plural, de vernos como grupo y pensarnos en él.
Le enfermedad ha tomado las riendas. Las personas con diagnósticos que están siendo activas en la conversación, se intentan apoyar entre ellas. Rubén quiere aclarar las palabras, en momentos mal sonantes o despectivas, de Juan Carlos: Yo creo que se refiere a la cantidad de medicación que nos tomamos para expresarnos en el arte, estamos un poco limitados mental y físicamente debido a tanta medicación, no fluye el pensamiento como debería fluir en una persona que no está medicada, yo creo que se refiere a eso de “de dónde venimos”… el yugo que llevamos encima…
Intentamos de nuevo reconducir la conversación al trabajo realizado en la semana. Martín nos lanza algunas cuestiones interesantes para pensar: Se vieron mucho los dos niveles de análisis, por un lado algunos se dedicaron más a analizar la película como producto (…) y otros empezaron a entender un poco más la película en un contexto como parte de un proceso, etcétera.
Chus entonces nos confiesa que a él le interesaba saber la opinión de los invitados sobre las películas: Quería saber si lo que hacemos tiene valor “per se”, y en el descanso se lo comenté a algunos de los invitados, tal vez metí la pata. Yo le contesto: El tema es saber realmente qué es lo que hacemos, ¿películas?
De nuevo se evidencian los dos niveles de creación en el grupo: ¿Lo que hacemos es ser?, materializado en la formación de un grupo diverso y complejo, o ¿Lo que hacemos es creación audiovisual?
Encuentro en los vídeos finales de Azala algunas contestaciones. Picnic es “ser” mientras Abrazos es “hacer”. En ambos casos está actuando el modo colaborativo, pero los procesos y resultados son absolutamente diferentes.
Volveremos a ello en las reflexiones finales de la investigación, pero antes, volvamos a la mesa de nuestra asamblea final en Azala.
La confesión de Chus nos abre otra línea de debate: ¿Cuáles son los intereses individuales en el proyecto? ¿se están explicitando? ¿todos los hemos puesto encima de la mesa? y, por otro lado, ¿existe un interés grupal?
Carlos expone: Si yo soy un profesional, lógicamente me pueden criticar el trabajo, pero si no lo soy, no se hasta que punto me pueden criticar… es decir, cuál es el fin de La Rara troupe, ¿ganar un premio? igual eso tendríamos que aclararlo… aquí hay gente que viene a hacer cosas y no pretenden más que eso, e igual hay otras que no… ahora mismo estoy descolocado…
Se está produciendo un desencuentro entre el ser y el hacer, no sabemos que es lo que nos define y tampoco somos capaces de exponer un objetivo común, del porqué de estar juntos.
Por el contrario, más que desmoralizar el ambiente, emerge en el grupo otra preocupación: ¿Cómo nos mostramos a los demás?
Hay que saber cómo comunicar el proyecto si queremos mostrarlo en toda su complejidad, exhibirlo desde las poliédricas miradas que lo conforman. Así Alfredo expone: Yo pienso que también nos faltó como implicarles, ese salto de ser espectadores a ser activos. Ellos venían a ver, incluso físicamente se situaron al otro lado de nosotros.
Este aprendizaje lo intentamos llevar a la práctica en la conferencia a la que fuimos invitados un mes después de Azala, en abril, en el museo Artium de Vitoria. En esa ocasión trabajamos en la realización de una síntesis de nuestros trabajos previos para intentar ambientar a los espectadores en el contexto de la rara troupe, antes de mostrarles las producciones de Azala, el motivo principal por el que habíamos sido invitados. La exposición-debate tuvo lugar entonces en otros términos, y conceptos como performance o experiencia y proceso se situaron en igualdad de importancia con los de audiovisual o producción.
De nuevo volvemos a la mesa de Azala, intentando acabar nuestra conversación de una manera constructiva, nos ponemos ciertos deberes o compromisos para hacer, les entendemos necesarios tanto para cada uno de nosotros como, y tal vez lo más importante, para el grupo.
Antes de ello, Alfredo apunta lo que para él es el reto en La Rara a partir de ahora: Afrontar el conflicto y “erradicar su emoción violenta”, una frase que nos había regalado Ricardo la tarde anterior.
Alfredo comenta: Si ante la crítica vamos a funcionar como un frontón y devolver la pelota… pues así no va… el grupo tiene que aprender a generar algo no desde la defensa, sino desde el crecimiento, (…) a mí me parece un lujo haber tenido un público o unos espectadores… me parece que está muy bien que ayer tuviéramos este revoltijo… pero ¿qué generamos a partir de este revoltijo?
La conversación parece haberse centrado exclusivamente en las críticas al proyecto que nos mostró Ricardo, pero en todo momento se intentó también mostrar las actitudes y reflexiones que compartieron el resto de invitados. Por ejemplo Juanma comenta: Me gustó mucho lo que nos dijo Idoia, lo de trabajar sobre lo hecho y aprender a tomar distancia.
El tomar distancia, el desafectarnos del trabajo realizado. Estábamos analizando muy en caliente y nuestras producciones somos también nosotros. Eso genera la creación de un muro de protección sobre ellas. No se desliga el ser del hacer en el grupo.
Acordamos realizar una lista de ideas o conceptos importantes que nos halla suscitado la experiencia en Azala. Yo los llamo aprendizajes, pero pueden ser también sensaciones vividas o emociones sentidas durante nuestra convivencia de trabajo. El miércoles siguiente, día 18, nos encontraremos ya en el museo para ponerlas en común.
Las entrevistas del viaje de vuelta
Pero antes, tenemos que volver a León. Chus, de nuevo grabadora en mano, recoge nuestras opiniones, esta vez desde el tren de vuelta, sobre la experiencia vivida.
Contamos con 11 grabaciones, Juan Carlos no quiso hacerla y Juanma y Jesús se fueron antes en coche y no se realizaron posteriormente. Por el contrario, Alfredo, Carlos y Lorenzo, las realizaron en el museo unas semanas más tarde. Las restantes grabaciones fueron realizadas en el tren de vuelta.
La pregunta de vuelta fue formulada en algunos de estos términos: “¿Se han cumplido las expectativas que tenias a la ida?” “¿Con qué te quedarías de esta experiencia?” “¿Cómo resumirías lo vivido en Azala?”.
Marcos resalta la experiencia desde el trabajo audiovisual: Lo principal para mí ha sido la experiencia nueva. Aquí ya se trataba de grabar todos a la vez, en grupo, era diferente a lo que estamos haciendo en el museo. Todos a la vez haciendo una sola grabación.
Por otro lado señala las dificultades en el grupo a la hora de hablar, de pensar o planificar el trabajo, recordando los momentos de tensión y conflicto que se han producido entre nosotros, pero concluye: A la hora de ponernos, el conjunto funciona, La Rara funciona, no en la teoría que hay más complicaciones que en el hacer (…) y es la primera vez que lo hacemos y con el poco tiempo que teníamos para grabar… han salido ideas bastante buenas.
Abel recuerda sus palabras de la ida: Al venir dije que no sabia que peli iba a salir pero que iba a salir algo… y es que no salió una sino ¡20 películas!. También remarca su evolución personal en el transcurso de la residencia: Acabé bastante mejor que empecé. Al principio tenía un poco de aprensión, casi no hablaba, tenía el deseo de participar pero no lo hacía… poco a poco me fui relajando. Fue una súper experiencia.
Para Emilio lo principal era desconectar de León y del ambiente del hospital, Chus le pregunta: Y ¿qué ha ocurrido?, contesta: A mí me ha gustado, todo muy natural y sin guiones. Ha sido una experiencia vital.
Susana remarca que para ella: Lo mejor ha sido la convivencia y ver las pelis todos juntos, me gustaron mucho. ¿Más que hacerlas? pregunta Chus. Bueno, las mías eran muy cortas, me gustó más ver las de todos.
Maribel contesta: Lo mejor ha sido convivir, pero no en St. Isabel (el hospital), fuera de toda la presión de los psiquiatras y por nosotros mismos (…) más libres.
Resalta también un progreso, algo que hasta el momento no la habíamos escuchado nunca: ¡Y que he bailado!, ¡he hecho un progreso!, que antes me costaba mucho bailar.
Chus le pregunta por las películas, por cómo ha vivido ella el proceso de hacerlas: Como una cosa normal, contesta, estando presente en la grabación y encontrándome a gusto.
La frase “estar presente” en el caso de Maribel resulta muy significativa. Su silencio prolongado en las conversaciones del grupo, a veces denota precisamente un “estar ausente”, y ella es consciente de cuando se producen estas “conexiones” en las que vuelve a “aparecer” entre nosotros. En este caso, al grabar los vídeos.
Para finalizar remarca que lo que más le ha gustado es “ver las proyecciones todos juntos” y lo que menos, “tener que hablar”. Chus le pregunta si tiene algo más que añadir y responde: ¡Que a ver si sale bien esto y seguimos!
Rubén resalta la presentación del jueves: Pensaban que éramos actores, con un guión y nos lo hemos saltado a la torera, incluso lo que preparábamos, luego no queda tal cual (…) ha sido el día a día lo que ha dado la naturalidad a lo que grabábamos.
Chus le pregunta por cosas a mejorar y contesta: ¿Mejorar?, pues podríamos hacer como Jonas Mekas, con los descartes hacer otra peli. Y termina diciendo: De todos modos lo que hay es lo que hay para colgar en la red y ya, no se puede pulir más.
La improvisación, la naturalidad en el hacer y valorar los productos como el resultado de una experiencia, sin intentar “pulir más” el formato, son las cualidades más valoradas por Rubén.
Alfredo se muestra seguro en sus contestaciones: Sí, hemos hecho lo que yo esperaba, avanzar, crecer como grupo.
Lo valora como un espacio de trabajo donde encontramos dos desafíos fuertes; la convivencia y la crítica: La convivencia se vivió bien, pero la crítica (…) hasta el momento las críticas en el grupo eran muy light, y ahora, hemos cambiado, intentamos ponernos también en el lugar del espectador.
Continúa: Ha surgido otro tipo de pensamiento (…) y nos ha enfrentado a algo importante, pensar lo que estamos haciendo y para qué lo estamos haciendo.
A partir de una situación incómoda, el exponernos a la crítica de los otros, se ha activado “otro tipo de pensamiento” en el grupo, se ha introducido una “reflexividad de segundo orden”, a la que muchas personas aún se resisten a entrar.
Carlos cuenta: Azala me sirvió para entender mejor las cosas que hacemos, si era como un laboratorio, para mi funcionó. Aprendimos mucho los unos de los otros.
Apunta también algo interesante sobre el conflicto o situación incómoda que muchos sintieron el jueves en el encuentro: Me sorprendí a mí mismo defendiendo a personas con la que apenas tienes un trato de dos horas a la semana en el museo, eso unió mucho.
Carlos está resaltando el espacio del conflicto como capaz de generar un sentido de pertenencia al colectivo. El conflicto, en este modo de lectura, se convierte en un espacio de potencia para el grupo.
Lorenzo hace un comentario escueto: Yo no tenia ninguna idea preconcebida (…) iba un poco a ver que surgía y surgieron un montón de cosas.
En realidad, él ha sido el más activo en la asamblea de la mañana y aún se siente herido: Yo resaltaría el encuentro del jueves cuando presentamos el trabajo, me afectó mucho el comentario, como que nos hubiesen roto las piernas.
A Chus le graba Marcos, le pregunta por su opinión sobre los trabajos de vídeo que hemos hecho y Chus responde: Bueno, es difícil separar la convivencia de los vídeos, es algo indisoluble. Yo a la ida tenía mis dudas, no sobre la convivencia porque en eso confiaba, sino sobre el trabajo, pero es lo que tú dices, al final sale, hemos trabajado mucho.
Marcos sigue interesado en su opinión sobre los vídeos e insiste: Si, pero ¿desde el punto de vista audiovisual?. Hombre, contesta Chus, si quieres mostrarlo a profesionales del cine y tal, yo trabajaría más en el montaje y seleccionaría más el material, en cambio, para mostrárselo a alguien que quiera entender cómo trabajamos, está bien mostrarlo todo.
Chus está apuntando a las condiciones de la producción de los vídeos como parte indisoluble en el trabajo de La Rara. Esto es interesante porque sitúa a los vídeos, no solo como productos en si mismos, sino que se convierten por ellos mismos en una “acción performativa”, están conteniendo en sí mismos y en su manera de hacerse la experiencia de un proceso sin perder su naturaleza de pieza audiovisual.
Se convierten por tanto, estos vídeos y no otros, en manifestaciones autorreferenciales que nos constituyen como La Rara troupe.
La última grabación que tenemos del viaje de vuelta es mi propio testimonio donde realizo el mismo ejercicio que los demás compañeros.
Chus me pregunta sobre expectativas cumplidas y aprendizajes realizados y yo comienzo a hablar: Al contrario que el resto, yo no tenía tan claro el objetivo de hacer una peli en la ida, sabía que utilizaríamos el audiovisual como herramienta, claro, pero no con una finalidad tan marcada… Esto me hace pensar que según desde dónde se coloca cada una, así proyecta lo que va a ocurrir.
Continúo hablando: Yo seguramente estaba más centrada en el proceso, en los modos de relacionarnos y de componernos como grupo, pero posiblemente nos ha empujado el objetivo de estar haciendo una peli, si no hubiéramos tenido eso, el hacer, posiblemente no se hubiesen producido otras cosas (…) sin el hacer, no se hubiese dado ese espacio para pensarse.
A continuación comienzo a hacer una reflexión desde mi rol profesional: Mi aprendizaje también ha sido saber aceptarme en el grupo, saber estar, con humildad, pero ahora estoy dando ese paso (…) En mi trabajo con grupos siempre intento no significar demasiado, no me interesa que los proyectos tengan una marca o una firma, que se note que alguien está ahí, pero en el fondo, la imprimes, y ese es mi aprendizaje, aceptarme con todo mi ser, con mi experiencia profesional también, pero cuidando de hacerlo en igualdad.
Chus entonces relaciona mi reflexión con la cuestión de los intereses que habíamos discutido en la mañana, a lo que yo contesto: Supongo que se trata de evidenciar los interés de todos y ser capaces de dar y recibir en igualdad, es una redistribución de capitales, pero para que esto se de, tenemos que ser honestos y humildes, que no significa no estar, no significar, sino todo lo contrario, hacerlo equilibradamente.
Termino compartiendo con Chus una intuición que se va haciendo cada vez más presente en el desarrollo de escritura de esta tesis.
Belén: Creo que contigo ocurre lo mismo, lo que tu traes al grupo desde el audiovisual es muy necesario, no por la propia herramienta, sino por cómo nos hace pensarnos. Unir el audiovisual (la herramienta) con el modo colaborativo no es fácil, y aquí se está dando, creo que es en el único trabajo que puedo decir que lo he vivido.